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  • Foto del escritor: Elida Tato
    Elida Tato
  • 7 ene 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 8 ene 2024

A menudo, cuando la gente me pregunta porqué empecé a viajar tanto y qué hizo que siguiese viajando pasados los años pienso en dos cosas:


La primera, no estaba preparada para una vida asentada tras acabar la universidad. Quizá sufría del síndrome de Peter Pan pero el acabar la universidad y enfrentarme al mercado laboral era algo que me creaba gran ansiedad y rechazo. No era el momento para mí y necesitaba conocer qué quería y averiguar quién era yo como adulta tras esa etapa tan bonita que es la universitaria.


La segunda, lo que hizo que quisiera seguir viajando y lo que me ha mantenido enganchada todo estos años es el amor.

Recuerdo mi primer viaje largo. Tenía 7 años y recorrí con parte de mi familia la geografía española, de Galicia a Cataluña. Recuerdo el viaje en tren, el cassette de las Azúcar Moreno, jugar a los pitufos en una Game Boy en blanco y negro. Recuerdo llegar a Salou y jugar en la piscina con niños de Bélgica y Francia, aunque en ese momento yo no sabía muy bien la diferencia, solo sabía que los extranjeros eran gente fascinante que hablaba extraño.

Los años pasaron y tras la uni, empecé a viajar más y más, habiendo llegado a recorrer hasta hoy en día más de cincuenta países. Y cada vez tengo esa misma sensación de que me estoy enamorando perdidamente, de que no importa lo que pase, va a ser perfecto.


En los últimos diez años he vivido en países como Alemania, Eslovaquia o Australia. He acabado en el hospital en Japón, Singapur y los Países Bajos, vivido en un piso cuarenta, me he tirado en paracaídas y he hecho bungee jumping, he estado con tribus en Tailandia y Kenia. He viajado con gripe, recién operada, habiendo tenido un ataque de vértigo. Y lo volvería a hacer, una y otra vez, a pesar de todo, de lo bueno y lo malo. Volvería a escoger este camino.


Cuánto más pasan los años, más siento que viajar es, en realidad, el amor de mi vida. No es una persona sino la sensación de libertad, de explorar, de sentirlo todo por primera vez, el estar en conexión con el mundo.


No es una persona sino la sensación de libertad, de explorar, de sentirlo todo por primera vez, el estar en conexión con el mundo.

 
 
 

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